Hace un tiempo caí en la cuenta de que lo que me estaba sucediendo podía ser irreversible. Antes cuando era niña era capaz de cantar cualquier melodía que sonara en mi cabeza, incluso a los veintitres años, cuando tuve primer hijo, podía, pero durante un tiempo me resultaba cada vez más difícil.
Oigo perfectamente dentro de mi cualquier canción, pero hacerla salir por mi boca ya es otro cantar. Desentono de tal modo que puedo distinguir perfectamente lo que suena dentro y fuera a la vez que intento cantar. Es algo horrible. No había caído en la cuenta . No es que quiera ir de karaokes, (si alguna vez lo deseara pido ser dopada o lobotomizada) pero es que la diferenciación entre lo que suena dentro de mi cabeza y lo que emito intentado su repetición es tan diferente que por aquel tiempo me asustó. No saber cantar una canción, para mi que no soy música, no es muy importante pero si lo es cuando me me ocurre en otros ámbitos cerebrales...
¿Y si todas las historias que conservo dormitando en mis pliegues corticales comienzan a salir de mí sin los tintes precisos de todo aquello que mamé inconscientemente?
¿y si comienzan a salir sin olor, sin dolor, sin amor, sin ranas ni mariposas, sin flores ni sables, si piel, sin frio ni calor, sin hambre, sin hastío, sin horror, sin fascinación, sin nausea , sin saliva ni otras humedades, sin miradas que lo entienden y lo expresan todo, y como si no hubiesen dejado huella en mi ningún beso, caricia, ni orgasmo?
¡Dios!, no puedo recordar sin pavor el día que hablé de mi amigo gordito, amable y guapísimo, que siempre iba con su hermana pequeña colgada a la espalda, que durante tanto tiempo fue para mi un hermano que ni pegaba ni insultaba, aquel que tenía esa risa tan maravillosa a pesar del miedo a los cinturonazos de su padre. El niño, mi amigo que asustado se quedó dormido una vez bajo su escondite cama y salió a buscarlo todo el barrio. Él, que tenía un balín alojado en una pierna que le subía y bajaba por ella, y al que un hermano mayor, cuando todos éramos pequeños, quiso operar con una hoja de afeitar encima de la mesa de la cocina. El mismo niño al que una vez mordí en el culo por no cogerme en brazos para mirar a través de su ventana como marchaban mi madre y la suya. (Por aquel culo sentí el mayor de mis arrepentimientos) El muchacho que hacía la mili en Madrid cuando yo fui a la conquista de la informática, con quien yo volvía a mi casa en el autobús de los soldados sintiéndome tan amiga. El que me cubría las espaldas cuando en vez de llegar a casa quedaba en santiago para poder pasar una noche con mi enamorado.
No podéis imaginaros lo horrible que es hablar de él, muerto hace nada por un picotazo de avispa en un dedo, sintiendo una emoción tremenda al conocer la noticia y narrarlo del siguiente modo:
“Se murió un vecino de mi barrio, el hijo de Elena, vivía en el bajo”. Por dentro una balada tristísima y llena de cariño y por fuera una canción absurda y desentonada.
“Se murió un vecino de mi barrio, el hijo de Elena, vivía en el bajo”. Por dentro una balada tristísima y llena de cariño y por fuera una canción absurda y desentonada.
Estoy aquí porque tengo miedo a perder todo lo que llevo dentro y no ser capaz de narrarlo como hasta ahora. Porque la vida pasa y aunque las historias que me habitan impregnan toda mi existencia necesito volcarlas, hacerlas material legible antes de que la vida me las convierta en meros e insípidos recuerdos. No se si tendrá que ver con la edad, con las hormonas o con la hipoteca..., pero de pronto siento pavor pensando en que mi existencia, tan llena de amor y de historias, se reduzca a interpretar una balada desentonada.
Algo así escribí hace tres años. Un hijo mío, mediano, generoso, sorprendente, y filósofo en construcción, me enseñó, con insistencia y grandes dosis de paciencia, a cantar esta canción. Juntos engañamos a mi cerebro para que el efecto mariposa afinase a la vez el resto de mis neurotransmisores...
Lo consiguió. La sé cantar sin desafinar y sigo viviendo entonadas todas y cada una de mis baladas. Puedo hablar y escribiir de lo sucedido, pero además de lo vivido y sentido... si me da la gana.
Esta es la letra de la canción que cuelga en la entrada. Bruce la borda con sus labios carnosos y su mentón de amante macarra. Viéndolo interpretarla creo en la obligación de perseguir mis sueños. He de confesar que además de creerlo me provoca algunas cosa más... como ganas de cuello y labios, muchos labios.
FOLLOW THAT DREAM (Bridge School Night) (el vídeo de la entrada)
If your heart is restless
Been waiting so long
If you're tired and wearyand
you can't go on
And a distant dream
is calling you
Then there's just one thing
you can do
Follow that dream
wherever it may lead
Come on now, follow that dream
To find the love you need
Come on follow that dream
Now I've been searching
for a heart that's free
Searching for someone
to search with me
I need a love
A love I can trust
Together we'll search for the things
that come to us In dreams,
wherever they may lead
Come on now, follow that dream
To find the love you need
Come on follow that dream
Now everyone has the right
to live
The right to a chance
to give what they have to give
the right to fight
for the things they believe
for the things that come to them in dreams
In dreams, wherever they may lead