Cómo...




Como un mueble de madera clara repleto de pequeños cajones
con tiradores de porcelana de distintos y hermosos colores,
que ocupa todas las paredes de mi habitación de las palabras.




Como una mercería de las antiguas, con los botones de muestra sujetos en la parte delantera de cajas y cajones,  regalándome aquel sueño de niña donde podría tocarlo todo solo con atreverme a quedarme sola y escondida sin que nadie se enterase.



Como una  estantería llena de cajitas  en las que poder ir guardando la emoción que siento al enviaros bolsos, vestidos, zivagos, estrellas y corazones de cristal, piedras pintadas, zamburiñas y corbatas clandestinas, cartas llenas de besos, renos plateados y muñecas que escapan de mis cuentos con sus propias alas.



Como volviendo a vivir  bajo la mesa de mi abuela para guardar alas de libélula y plumas de colores, sin imaginar lo mucho que las necesitaría para poder atravesar la piel de un rinoceronte y acariciar su corazón de oso con tanto tesón como mimo.





Como transplantando las manzanillas silvestres alrededor del charquito, al que bauticé con el nombre de estanque, ayudando a que el falso jazmín y la madreselva se enreden en la huerta por donde a mi me plazca y la milenrema fabrique su alfombra. Y sólo para que nuestros ojos vean como las flores derraman su blanco sobre el verde, justo ahí, en ese lugar que yo elegí para mí y para ti.




Como una leve lluvia de primavera que, gota a gota, queda atrapada en caprichoso equilibrio sobre  encajes de araña. 
Como lágrimas  prendidas, desafiando a la gravedad con su levedad y fabricando joyas con efímeros diamantes que emocionan mis tres lagrimales .



                                                   Como un cálido  y alegre edredón hecho a trozos...
Así... vivo yo este blog.








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