jueves, 27 de marzo de 2008

Regalos: "Dos enamorados desconocidos". por David Perdiz



Camino por senderos inusuales, escribo a todo volumen, corro de la mano de algún amigo lejano, que seguramente, camine también al otro lado del mundo.

Sigo, sigo con esto,

A
Veces
Hay
Momentos
En que sales
Desprevenido sin quererlo
Se comienza y no se para.
Es algo sumamente inesperado

Todo lo que se espera puede llegar a aburrir.

Tantos lugares por visitar y tantas vidas por vivir.

Mientras, en un puerto anclado sin poder zarpar, estás ahí que no te pasan los segundos

Unos encarcelados dentro de cielos abiertos.

Sin más, sale el barco y no te dicen adiós desde a bordo.

Tomando en una estación de tren, observando como la gente se despide sin querer decirse Adiós.

Hay pocas cosas más tristes que una despedida de dos enamorados.

De vez en cuando no está nada mal llamar a un amigo que se encuentra lejos. Retornan viejos dichos y palabras susurradas al oído bajo un cielo atronador.

Se me acaba la poesía por momentos. La vida son estados de ánimo. No más .

Ya salió el barco y no nos despidió.

Hay momentos en la vida en los que hay que decir si, o no. Lanzarse a la piscina pese
a que haya poco agua.

A veces no solo nadan los mejores peces. Tagore decía que el bosque sería muy aburrido si solo los mejores pájaros cantarán.

Ya me voy, corro yo solo esperando a que algunos lleguen a mi lado. Mis páginas a veces se quedan en blanco y desconozco la razón. Hubo momentos con más colores.

Parece que puedan ser las nubes que no paran de pasar por encima de mi tejado.
Cosas que uno no entiende y nunca busca el por qué.


Salen de casa dos desconocidos que dentro de un rato se encontrarán en la esquina. Se chocan. Se miran. Se dan los perdones. Se buscan mirando un futuro en otra calle desolada. Se sobremiran. Se vuelven a mirar. Se buscarán por todas las esquinas de todas las calles. Se miran de reojo. Se saludan con un adiós y otro perdón. Se vuelven a mirar metros más adelante.

Él sabrá que la volverá a ver. Ella ya lo desea.

Meses después, en un bar a media tarde, entrecruzan miradas de soslayo uno a cada lado de la barra. Se saludan con los ojos. Se vuelven a pedir perdón por todo el tiempo pasado. Mañana cada uno recordará al otro. Ahora los segundos del reloj no paran de correr. ¿Unas palabras? Un mero que tal. Un sencillo como te va.

(…No nos conocemos de nada. Pero he soñado contigo todas las noches de este invierno. Yo te buscaba en los cines, en los paseos de los domingos, en las calles de los arrabales, en las barras de los bares, en las paradas de los buses, en las esquinas de todos los rincones…)

Un hola y todo cambiaría. No se dicen nada. Solo se vuelven a mirar varias veces tras las voces de los susodichos amigos que hablan sin cesar. Escuchando sin escuchar. Sin parar de pensar en aquel que se encuentra a escasos metros del cual no conocen ni el nombre.

Sin decir adiós. Sin llamar a la puerta. Sin correr otra vez bajo la lluvia después de haberla dejado en la estación de trenes. En casa, uno de ellos, busca por recuerdos del otro, objetos que le lleven de la mano a las caricias de los domingos de invierno, en aquella pequeña ciudad bajo los incesantes aguaceros. Lluvia de la que cobijarse en algún café. Cuantos cafés sin palabras. Cuantos besos que se perdieron por no decir hola. Cuantas mentiras a los padres que se evitaron. Cuantas lágrimas que se fundieron en la lluvia. Cuantas amigas encubriendo salidas nocturnas.

La vida sigue para ambos de este lado de la ciudad. Él pronto entrará en el servicio militar donde no parará de recordar a aquella chica con la que choco una tarde de verano. Ella seguirá con su trabajo de secretaria de ocho a tres tomando cafés con sus amigas las tardes de domingo.
Texto y foto David Perdiz

domingo, 23 de marzo de 2008

Trozos: lo que soy capaz de hacer para no hacer lo que debería...

Me esperaban los bancos y la contabilidad, llevan esperandome toda la semana, y yo... venga a cocinar, a pasear, a escribir, a ordenar mi mundo e intentar colocar cada cosa en su lugar.
Las alegrias por aquí, las penas por allá...los sabores del rodaballo y la mermelada de papaya, el olor del jazmín y el azahar gallegos, los besos, las caricias, las palabras de hijos, de madre, de amigos, los mensajes, uno con foto de nieve que no sabía quien me lo había enviado, el paseo, del que me tuvieron que rescatar porque el viento apenas me dejaba caminar, ¡olas en la ría!; las peleas, la mejor con palizara incluída. Si , hoy hubo un cuerpo a cuerpo contra mi gigante, él sabía que yo necesitaba soltar algo más que ternura y... nos dimos. Él empezó primero, yo no me tenía de pie, -una pereza horrible contra todo aquello que me preoduce dolor o desagrado me tiene paralizada- , y le pedía que me dejara en paz pero... según me fue dando, jajajaja me fui animando y hasta conseguí tirarlo del sofá con la fuerza de mis piernas y mis pies. Es tan grabde que es como darse contra una pared pero... a veces me encanta darme contra la pared.Un autético lujo para el día tonto que tengo.
He hecho de todo, o casi todo ... porque el día aún no acabó, de todo lo que sea menos acercarme a los bancos y facturas y a todo lo que me produce esa pereza vital. ordenaré nóminas y efectos pero nada de contabilizar, no me da la gana joder! Hoy me da la gana de hacer solo lo que me da la gana.

Esto es una pequeña queja, nada más. He disfrutado cocinando, escribiendo, paseando, peleándome, ordenando, viendo como fotografiaban mis cuentos, pensando que hoy mi madre está ocupada y peinada de peluquería y que podía aparcar su tristeza al menos un día ( mi madre no sabe estar triste, y ahora lo está y ... duele ...) y mirando hacia mis rincones del corazón donde las cosas se colocan como por arte de magia. No queda otra , la vida es así y soy afortunada, muy afortunada, "mi bandeja de entrada" siempre tiene palabras de amor.

jueves, 20 de marzo de 2008


David, me debes un word y una foto, para poder colgar tu regalo con la delicadeza que merece.
Un beso.

jueves, 13 de marzo de 2008

Sueños que llegan

A veces sueño cosas que van a ocurrir, cosas imprevisibles e increíbles para la razón que se alojan a a trozos en mi inconsciente y que durante la libertad del sueño danzan hasta recolocarse y fabricar toda una película antes de que ocurra en la realidad, de otro modo, pero lo mismo.

Normalmente no intento leer nada en ellos, sólo a veces cuando la intensidad es tan salvaje que no suelo querer despertarme sin preguntarles algo. Hoy me ocurrió. Desperté contándole a mi compañero de cama y vida, que había soñado con David.
Es la segunda vez en esta semana, y son sueños llenos de ternura e ilusión. Sueños en que el semtimiento más profundo y sonoro es el acercamiento de David.

El primero fue delante del grupo 2, Palavea, por supuesto. Estábamos casi todos, los que fuimos a Gijón, Paco y alguno más. Teníamos el Patrol y estábamos a punto de marchar. Julio y yo estábamos fuera recolocando alguna bolsa, cogiendo cosas, las puertas estaban abiertas y yo podía ver una a una las caras de nube de todos mis amigos, cuando de repente me sacaste a bailar, ohhhhhh, un abrazo con baile, supe que eras tú porque llovía Ludovico sobre el barrio, y sólo tú podías conseguir eso aunque fuese en sueños. Julio también quería bailar contigo y conmigo , y yo no le dejaba, sonreímos y tú reías a carcajadas.
Cada nota de piano era viento, el violín llenaba el cielo de lágrimas, pero las voces de day Dreaming nos ragalaban alegría y carcajadas. Sabía que estaba soñando, e intentaba recoger cada una de las sensaciones para poderlas descifrar con palabras. Imposible.

Ya hablamos y ya te lo conté, menos poético que ahora porque sólo sé soltarme cuando escribo, pero te lo conté, como también te conté el segundo sueño. Y tú dijiste que seguro que es que tengo ganas de verte y por supuesto que acertaste. Pero además aparecesite verde y temprano en mi mañana a decirme que me habías dejado algo escrito.

Quizás eso sea lo que yo presentí, y en mis sueños pude darte el abrazo y mostrarte la alegría que sentí por tu acercamiento.

Eres la criatura de mis Zarritas, pero además ya eres tú, sin más, David, un encanto, sorprendente, diferente, y que me suscita mucha admiración y ternura


He tenido otro sueño, tenía que ver con un río al que le tengo ganas y un agujero en el corazón, nada que ver contigo, sólo conmigo, y me temo... que de algún modo se cumplirá.




sábado, 8 de marzo de 2008

El árbol caído. Campo de Pena

Qué título por dios! pero es verdad, no es literario, es el árbol caído y el campo de Pena, pero es que hoy pegan tanto con lo que quiero contarte que pueda parecer que no son nombres de verdad.

A las 7.15 de la mañana del día 9 de marzo de 1998 moriste. Te fuiste sólo, sin ninguna de las dos a tu lado.
Dos días antes, en el hospital, me dedicaste la mirada más hermosa de tu vida, después de la de cuando me conociste que, evidentemente, no recuerdo.
Eras una piltrafa humana. Tu ELA hacía escarnio sobre ti y todos nosotros, pero tuviste la suerte de sufrir un infarto. Ese día, una semana antes de tu muerte, nos enteramos que serías abuelo por vía urgente y que el bebé tenía apenas unos días y estaba registrado con el nombre de Antonio. Querías que le pusiese Victor, como a tu hijo pequeño, al que enterraste en una caja blanca y tan pequeña que te cupo bajo el brazo, durante el paseo que diste, desde la puerta del cementerio al nicho que nos dejaron los del carrito. Te dije que no, que lo sentía mucho, pero que se llamaba Antonio, como tú y como mi tío de leche, muerto el 22 de febrero del año anterior, el mismo día y el mismo mes que nació nuestro nuevo hijo, jugarretas de la vida y de la muerte. Sabes que siempre renegué del José por más que lo celebráseis todos, así que dejé tu segundo nombre puesto, como un beso eterno de su abuelo y de su tío abuelo, sobre mi niño.
Querías que te lo llevara al hospital según nos lo entregaron, y también te dije que no, que devuelta a casa lo verías, pero ...le hice fotos.
Fui a verte cada día hasta que me vino la regla, ya sabes, esa atrocidad de mi cuerpo que me machaca cada mes y que me hacía desmayar en el baño cuando sólo tenía 11 años. Tú me recogías y me llevabas en brazos a la cama, sonriendo, creyendo que me mareaba de la impresión de ver la sangre, como tú, porque yo soy lo más parecido a ti que hay en este mundo.


El día seis de marzo fuí al hospital a recoger a mamá. Estuve sólo veinte minutos, porque no me tenía de pie, la regla empezaba y te dije que estaría sin verte un par de días. Tenías la respiración asistida ayudándote de vez en cuando. Te cogí las manos, las dos.Tu piel en ellas era tan suave como las de mi bebé, pero tus ojos eran los ojos de un padre que me decía que ya no llegaría a verlo. Arrojaste sobre mí la mirada de amor más hermosa que pueda imaginar ninguna hija: dulce, entera y llena de admiración. No podías hablar, nada, no podías mover más que tu mano derecha, que yo cogía y besaba, lo mismo que tu cara. Me llamabas tu hija en cada parpadeo, y la pena, teñida de alivio, asomaba tras tus pupilas. Me dijiste que el nombre que elegí para tu nuevo nieto te encantaba. Me lo hisiste reptir dos veces: Antón, Antón, fué el marchamo que pusimos a nuestra despedida, un cuño tierno y lleno de futuro. Te despediste de mí, con un terrible esfuerzo con el que conseguiste una leve sonrisa, leve, muy leve, (tu rostro apenas te obedecía, como el resto de tu cuerpo). Pero aquellos ojos... ¡dios mío!, ¡cuánto me dijeron aquellos ojos! Tragué saliva, te conté que acababa de hablar con la nutricionista, que te iban a cambiar la dieta que te metían por la goma por que necesitaban engordarte un poquito y darte más vitaminas; te dije que en cuanto volvieses a casa iríamos todos a llevarte al niño; te narré como Carlos y Alfonso se enamoraron del enanito nada mas verlo, y el susto que se llevó Carlos con un dedo mío pensando que Antón tenía tres brazos. Como un padre de diez años lo miraba. Sonreías y seguías mirándome de aquella manera en la que yo podía reconocer claramente tu adiós. Tenías más pena por no volver a verme que por dejar de existir porque yo soy tu cabra montesina, "y el que pasé de esta raya..." eso me cantabas desde niña. Siempre admiraste mi manera de perseguir las cosas, a pesar de tus castigos siempre hice todo aquello que creía justo para mí, incluso irme de casa ante tus despropósitos.
Teníamos que irnos, llegó la chica que te cuidaba por las noches y te besé un montón de veces en aquellas manos tan suaves, y no sé cuantas veces en la frente. Apretaste mi mano con fuerza y volviste a lanzarme aquella mirada de adiós, tan llena de amor que, por primera vez en muchos años, desde los quince creo, volví a sentir que tenía a mi padre.
No podía llorar, mamá estaba fatal y yo tenía que convencerla de que lo mejor de todo sería que no pasases de esa noche, pero yo quería que volvieses a casa. Y no podía soportar la idea de que tú supieses que tu corazón estaba estallando cada dos por tres y que te morías. Saber que uno tiene una bomba dentro que puede estallar en cualquier momento, aún deseando la muerte, tiene que ser terrible, pero ...todos la tenemos, ¿verdad, papá? Esos decías cuando murió Isa.
Dos días sangrando, como siempre, y Mamá contigo allí. Te llevó las fotos de Antón el día 8, las viste y sonreíste tanto que no daban crédito de que tu cara pudiese moverse así. Mamá se fue de allí a las diez de la noche, bajó sin dinero, se dio cuenta dentro del taxi, y le dijo al taxista: "Mire usted, me voy a quedar porque esto es una señal, mi marido se está muriendo y no quiere que me vaya". Pero el taxista la convenció, le dijo que la llevaba a casa aunque fuese gratis, y eso hizo, que necesitaba descansar y que mañana sería otro día. Subió a casa a ver a su nuevo nieto y a contarnos como había ido el día. Por supuesto que muy mal, "ádemás papá debe creer que estoy loca, porque le he estado cantando y bailando y diciendo que cuando vuelva a casa le vamos a poner la cama más cerca de la ventana y que no pienso sacar las plantas de la mesa camilla se ponga como se ponga".

A las 7.35 sonó el teléfono de mi casa: "María, tu padré murió hace un momento" También sonó para mi madre, pero ella no lo cogió, no quiso, y se puso a hacer la cama y a doblar ropa, sintiéndose como una loca que ni sentía ni padecía.
Me duché, me vestí, crucé la calle y entré en la residencia. Las monjas y el personal lloraban por ti, yo no, aún no podía. Cogí a Mamá y nos fuimos al hospital. Tú cama ya no estaba, sólo tus cosas en el armario. Nos cruzamos con la nutricionista en el ascensor. ¿ Se ha muerto? preguntó ¿así, de repente? dijo con cara de asombro. Yo me digí a ella con cara de ¿estás tonta o qué?- hombre, de repente...tres infartos en cinco días, Ela, cancer de laringe, y las arterias pegadas...como que no fue muy de repente, ¿no? Sobre todo para él, que llevaba años muriéndose encerrado en un cuerpo que no le obedecía.

Me miró asutada, no sabía si le estaba describiendo o riñendo...en realidad estaba echándole una bronca del copón. ¿Cómo cojones no sabía ella, la encargada de tu alimentación, todo lo que padecías? Sería quizás porque la estabas palmando y ya daba igual lo que te diran de comer y por eso nadie la informó. No sé, pero aquel "de repente" me trajo a la memoria los años que llevabas sin poder mover ni un puto músculo, encerrado, con toda tu lucidez, en aquel cuerpo destartalado, traquetomizado, baypass..teurizado, (como la leche) ¿cómó que de repente? ! joder! Demasiado lenta fue tu muerte para que está estúpida me hiciese esa pregunta en el ascensor. No se te pasaban las horas, sobre todo por las noches, quieto, sin poder mover la cabeza sobre la almohada, sin poder mover nin un poquito el culo o un pie. Le dije que probase a quedarse una noche entera despierta sin mover ni un músculo a ver si creía que la muerte le llegaba de repente, o lenta como una hija de puta que sólo quiere fastidiar. JODERRRRRR!!!!!!
No lo sabes pero tu nieto mayor, ha grabado un disco con un arpista y compositor. Tiene un par de canciones hermosísimas, su violín me pone los pelos de punta, en una habla de la muerte, de la puntualidad, pero contigo papá no fué nada puntual. Tú lo decías, " Qué dificil es morir...buff...te puede fallar un órgano, un sistema, pero hasta que te fallen todos...bufff.
Volvimos detrás del coche fúnebre, mamá lloraba, yo no, no podía, no paraba de repetirle que era lo mejor que te podía pasar, y que yo estaba contenta por ti y que sentía un gran alivio. Por el camino llamó el imbécil de tu hijo, llorando para que mamá lo consolara. Casi me cuelo por el teléfono y le pegó las hostias que no le di el día de la última mudanza de tu vida. Aquel día me hubiera matado, es un mazas y yo, a su lado, una mierda de tía a , pero me hubiera dado igual, como antes, y como siempre.
Luego el velatorio, el verte allí, según mamá “tan guapo”. Creo que las viudas segregan alguna sustancia que las hace veros jóvenes y lozanos, porque a Manola le pasó lo mismo con Antonio y te aseguro que la cara de muertos que teníais era horrorosa. Además contigo no se que coño hiceron los de la funeraria para cerrarte la boca, (supongo que pegarla con algún pegamento) que sobrepusieron el labio inferior al superior y parecía que tenías pucheros de niño ; Los amigos, los familiares, los ataques de risa míos y de mamá; la autopista, el entierro, tu hijo, que te llevó sobre su hombro a pesar de darla ataques cuando se acerca a cualquier muerto; la chaqueta verde de terciopelo, el abrigo negro de mamá, la comida en el restaurante donde aquella camarera gilipollas me quería vender la carne a toda costa; la cara de susto de Alfonso ante las extrañas reacciones de su madre y su abuela. Todo eso…y no te lloré, papá, no lo hice. Hasta un día, después de varias semanas, que puse un trozo de una ópera, que no recuerdo su nombre, era checa, creo, el Vltava salía en la portada del cd. Estaba sentada, en la sala, dándole el biberón de la tarde a antón y aquellas voces desnudaron mi corazón y mi mente de toda la lógica que tanto quería vender y venderme, y supe que me había quedado sin ti, sin mi padre y lloré, amarga y dulcemente lloré, aunque muy poco.

Esa noche, como cada noche desde que habías muerto, salí a la terraza a fumar un cigarrillo, miré hacia tu ventana y sentí el gran alivio de saber que no estarías pasando una noche en vela, inmovilizado y con gran dolor en el cuerpo y en el alma, pero fui capaz de llorarte con desconsuelo bajo las estrellas y recuperar la imagen de aquel padre, tan vital y tan... libre.
Hoy también puedo llorar como cada 9 de Marzo y verte mover en la fotos del camping, del monte, de las tascas de Coruña, donde hacíais los campeonatos de mus, las fotos en chelo......Tú también alucinabas con el Mandeo, como yo, porque tú clavaste en mí la necesidad de buscarme paraísos silvestres.

Te escribiré más, y escribiré sobre ti, porque la verdad eres todo un personaje. Mamá cree que algo de ti vive en Antón, ya te contaré, la verdad es que ha hecho alguna cosa increíble, además de provocarte tú última gran sonrisa.

¿Viste que guapos salimos en la foto?

miércoles, 5 de marzo de 2008

Mi nube de Gijón.

Aunque sea una ficción, siento que mi nube sigue enjaulada por los barrotes que fabrican el cariño y la memoria, y que mi jaula cuelga prendida del agradecimiento.
Sois los más guapos, la gente más guapa del mundo, ya lo dijo Julio un montón de veces, y...sois mis amigos, mi basca, mi peña, mi...

Un cuento regalo

Estoy en la cama, me acosté muy pronto porque he llegado mareada, dolorida y cansada de la tarde de mascarilla que me he pegado hoy y de los excesos tóxicos de mi paso por Gijón.

Comencé a subir al gmail las fotos de mis amigos, y del regalo que fueron estos días, sin ser capaz de escribir ni una línea y sintiéndome todavía en una nube de abrazos, besos, risas y confabulaciones de los astros para que todo fuese, todavía, mucho mejor de lo que se podría imaginar; y entré al blog, a colgar una foto que expresa lo que quiero hacer con lo vivido este hermoso fin de semana, que empezó en jueves y terminó en domingo.


Además hoy hace 10 años que llegó mi niño pequeño a casa y mis tripas están totalmente enternecidas , mis dedos ansiosos por acariciar, mis brazos por abrazar y mi boca apunto de explotar de tanto beso esperando swe posado en su espalda, su nuca y el trozo de cara que conduce hasta las comisuras de su boca. Besitos pequeñitos, esos son los que estoy acostumbrada a darle a mi niño, millones de besos de metralleta.

Tendré que esperar a mañana para darle los de hoy y se atropellarán con los de mañana y rebosarán por su cama y lo envolverán de espesuras de mamá sin medida.

Hoy tengo tanto que besar y narrar, y... tan pocas fuerzas para hacerlo. En mi esternón se agolpan palabras de amor, admiración y agradecimiento, muchas, que irán saliendo cuando sea el momento, pero dejaré colgada una lista de asuntos pendientes:





  • Gijón y la nube que me envuelve




  • El primer día con mi bebe gaseosa.




  • La editora que no me ve en sus colecciones y...




  • ...el calamar que me hizo experimentar el amor fraternal en grado sumo. ¡Venga a flipar! ¿qué pasa? a otras se les aparecen santas en sueños, o algún cachas lujurioso, pues a mí se me aparece mi calamar. Y hoy lo encontré, de repente y despierta. Irisado del morado al rosa, con cuerpo de hombre escamoso, párpados de plata, rostro de alien semihumano y ...¡enmascarillado! Tengo testigos, pero además volveré para fotografiarlo bien (hoy hice mi primera foto con un móvil y mi compañero de sueños no se aprecia como merece) para poder mostraros que mis sueños no son desvaríos de cuentista.



Pues en estas cosas andaba, cuando al mirar las entradas, encontré un cuento que os había pedido y que ninguno de vosotros me escribió, (menuda banda de cutrevagos de los cojones) escrito por mi amiga del alma, según ella, y mi novia de Irún, según yo. Lo encontré justo en el momento en que divagaba sobre la idea de que el año que viene el congreso de Fforchildren es en Cáceres, y quizás estaría bien alquilar una casita de turismo rural e irnos todos allí a repetir la orgía, en plan tradición, como las buenas familias.

Pensé, todo el rato , que en la nube en la que todavía estoy flotando, y en la qque pienso seguir todo lo que pueda, me faltaban dos amigos : mis novia de Irún, y mi novio de .........................(no se puede poner la ciudad no vaya a ser que peligre la vida del artista). Pues eso, que mi novia me ha escrito un cuento y yo lo cuelgo aquí, donde se vea bien y luzca mejor.
Me vuelvo a las entradas a subir la foto metáfora de lo que llevo haciendo desde que volví de Gijón y a descansar la cabeza.


Gracias, mi princesa de las manos escondidas. Tú, y todos los que me conocen, saben lo mucho que te quiero y lo lista que me has salido. Tanto es así, que mi amigo el calamar me envió esta foto en cuanto leyó tu cuento, me dijo que en Japón además de los cisnes, también los peces aristocrátas viven en apartamentos y todo ...por contentar a sus mujeres, ¡hay que joderse!






"Este cisne tiene una historia bien curiosa y como soy tu amiga del alma, pues no me queda más remedio que contartela.Se que a ti te hubiera gustado que simplemente se hubiera metido en la lata para hacerse la foto, pero no fue así.



El cisne se llama Jean Antoine Patte de Foie (es que es francés).Nació de una familia muy aristocrática y elegante y toda su infancia se desarrolló en los grandes lagos de un chateau del sur de Francia.Todo iba estupendamente en su vida, aunque también hay que decirlo, era una vida un tanto monótona y aburrida. Por las mañanas, hacía unos largos de laguna para mantenerse en forma; por las tardes se acicalaba y engrasaba bien sus plumas para ir a la conquista de alguna cisna que estuviera de buen ver para dar envidia a sus amigos, y los fines de semana, organizaban unos partidos de patadas que casi siempre terminaban de una forma drámatica, ya que habia más de un cisne que se habia quedado pataplégico en la flor de la vida, pese a las recomendaciones de sus madres de que no realizaran deportes tan brutos para unas criaturas tan elegantes.




Un buen día, se dijo que ya estaba harto de comer hojaldre remojado en leche y que necesitaba dar sentido a su vida y conocer mundo y nadar en otras aguas y pavonearse con otras cisnas exóticas, aunque la palabra pavonearse le resultaba extremadamente vulgar, pero nadie habia inventado aún la palabra patonearse. Así que, pensado y hecho.









Una helada mañana del mes de Enero se despidió de sus padres con grandes lagrimones y muchos aleteos, prometiendo volver hecho un cisne de provecho (yo supongo que un cisne de buen provecho será el que tenga el higado bien gordo ¿no?)Bueno, pues como te iba diciendo, que a la mínima me despisto y sin querer, me voy a contarte otra historia. Pues eso, que nuestro cisne aristocráta, se marchó una fría mañana de enero sin llevarse ni siquiera unas plumas de repuesto, sin pensar en su inocencia, que hay por el mundo muchos desalmados que a nada que te descuides te despluman.





Pasaron muchos meses y logicamente nuestro protagonista vivió grandes aventuras, algunas apasionantes y hermosas y otras verdaderamente terribles, ya que en varias ocasiones estuvo a punto de ser capturado, y otras muchas, de morir atravesado por los tiros de tantos y tantos cazadores desaprensivos y cegatos que no saben distinguir entre una codorniz y un cisne.¡Ay, amiga mia! pero las cosas iban a cambiar muy pronto para nuestro amigo:Se enamoró, como lo oyes. Se volvió loquito perdido por una pata japonesa que conoció en un parque. Al principio todo fue maravilloso, pero con el tiempo, la pata Lota (ese es su nombre) se fue volviendo conservadora y martirizaba continuamente a nuestro amigo con que queria tener una vida estable, tener patitos, o cisnitos, o lo que saliera, en definitiva, vivir en un estanque seguro.Al fin, decidieron establecerse en Japón. Viajaron mucho tiempo hasta llegar a su destino y cuando lo lograron, cual no seria su sorpresa de que a pesar de que buscaron y buscaron, en agencias y por su cuenta, recomendados por los familiares de pata Lota. En fin, que hicieron lo indecible para encontrar un estanque digno donde establecerse, pero las posibilidades de encontrar un espacio libre eran casi imposibles. Al fín, por medio de algún regalito que otro, consiguieron sobornar al gerente de un estanque que, tras muchas gestiones, pudo hacerse con una hermosa lata de pescado donde alojar a nuestra pareja. Hoy siguen atrapados en un hermoso estanque, siempre preocupados de no chocar con las latas de sus vecinos para no tener que pagarles los desperfectos, ya que los cisnes no tienen seguro.

Así que esta es la historia de un cisne metido en una lata, aunque como puedes ver no es una lata roja, ni verde, ni oxidada. Es una explendida lata de oro, no podia ser de otra manera ya que en ella habita un elegante cisne aristocrático y francés".
24 de febrero de 2008 21:44