viernes, 22 de mayo de 2009

De poetas que se van... pero se quedan




Aprendí a amar columpiándome en las letras de sus poemas, meciéndome en cada verso, arropándome en las gélidas noches con sus palabras, sintiendo la certeza de estas al hacer diana contra las paredes de mi joven corazón.

Contaba lo que yo sentía, también hablaba de como deseaba vivir mi propia historia, y así:
viví la ausencia y la urgencia como en Viceversa,
hice el trato de ser compañera,
aprendí de táctica y estrategia,
a conjugar sustantivos:
"...yo nostalgio, tu nostalgias y cómo me revienta que él nostalgie"
a querer sin preguntas, a que me quieran sin respuestas,
se hicieron excursiones para vernos,
e incluso un amigo se despidió de mí con el chau número 3.
Así,
mientras yo bebía,
sedienta,
cada una de sus palabras
intentando calmar la terrible sed de...
descifrarme.

Hay poetas que trazan surcos en el alma, que alumbran las noches de soledad de los corazones hambrientos, que guian nuestros deseos por sendas tan desconocidas como sugerentes, que dibujan sentimientos de los que no sabíamos ni el nombre, que zurcen nuestras heridas entretelas con hilos que duran lo mismo que la palabra siempre.

Hay poetas que adornan sus sentimientos con hermosísimas palabras y hay poetas que logran adornar los nuestros. De estos últimos Mario Benedetti era, para mí, un gran maestro.

Ahora aquí pegaría poner a Serrat cantando "Hagamos un trato", o a Nacha Guevara interpretando "Te quiero" pero lo que de verdad me apetece poner es este otro vídeo.
Esta voz ya había hecho sus propios surcos en mi modo de ser y sentir, ya había arañado con su desgarro las paredes de agua de mi corazón plagándolo de húmedas flores plantadas sobre mis grietas. Esta voz me compañaba mientras leía a Benedetti y soñaba con que el hombre que me amase me sintiese, sobre todo, su compañera.
Sigo escuchando a Bruce mientras leo a Mario















"No te salves"





No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre.
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas

entonces
no te quedes
conmigo.


miércoles, 20 de mayo de 2009

El huerto, primera semana de mayo del 2009

Sólo puedo decir que el huerto huele a flores y frutas, el abono que hemos estado haciendo en el compostero (toda suerte de verduras, mondas de frutas, hojas y cáscaras) se ha convertido en tierra que huele a flor y verano.
Cada agujero que hice para meter un tomate, una lechuga, una cebolla, un puerro, pimiento, berenjena, apio... o lo que fuese, desprendía un olor dulzón alucinante.
No deja de asombrarme como los restos de nuestras comidas pueden convertirse en tierra.(no puedo negar mi educación de urbanita)
Una vez le dije a una amiga que sólo aspiraba a tener un corazón compostero, luego descubrí de la mano de mi hermano del alma que nuestro corazón es pirolítico, una suerte, la verdad. Aunque... ¿qué nos quedaba para seguir siendo nosotros más que el cultivo de la resiliencia? Demasiada mierda y desperdicios nos arrojaron para no hacer de ella buena tierra donde plantar las más hemosas flores ¿no es así, prometido mío?


Iré poniendo fotos de lo que dejen los conejos (ya se han cargado los brotes de las coliflores y los brécoles), pero volveré a la pimienta por las noches.
Hoy me ha llegado la manguera de exudación que pienso colocar este fin de semana, luego cubriré la tierra con una capa de hierba cortada, para que no crezcan las malas hierbas y no tener que trabajar a lo tonto y echaré pimienta negra sobre las plantitas que les gustan a mis inquilinos, no soy capaz de ponerles trampas de esas que los dejan tiesos, sólo quiero espantarlos del huerto, por el jardín me gusta tenerlos.

Dice Julio que el vecino de enfrente de su anterior casa sachaba la tierra descalzo, yo lo hice con sandalias,la tierra está esponjada y suave, la manzanilla y el trébol también, pisarlos es un lujo. Amo mi huerta que le voy a hacer...






Me hubiese gustado la versión original pero esta versión actualizada está muy bien, aún así...



¡La consegui!!!!





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