domingo, 20 de junio de 2010

Saramago


Cuando muere un ESCRITOR  las palabras que cuelgan en la intersección entre los dedos  y la  punta de la pluma, o del teclado,  lloran y patalean de rabia, hasta el agotamiento mortal, por haber estado tan apunto de ser literatura.
No deben pasarlo mejor las que quedan dentro de la piel del escritor,  ya que, me han contando,  se suicidan en masa inmolándose, letra a letra, mientras ven deshacerse la maraña nerviosa que hasta ese preciso instante  las sustentaba.  En cambio las ya impresas , aún entristecidas por el adiós a su dios, se visten de gala para el trajín  y el sinfín de ceremonias públicas y consuelos privados.

Yo, privadamente, me consolaré con las ya impresas. Empezaré por El evangelio según Jesuscristo, y echaré de menos sus  palabras suicidadas y a las muertas de rabia,    pero además echaré de menos, y mucho,  su  manera de ver el mundo.
Le leía a él, (como a Galeano)  en su blog, antes de abrir ningún periódico.

Esto cuelga desde el día 18 en su Cuaderno:


"Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte."

Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008




Obrigada, Saramago!

viernes, 18 de junio de 2010

Mi azul Merino

Este es el azul merino, mi azul merino






miércoles, 16 de junio de 2010

El Viaje : Para Carmen y Concha



El viaje



"Oriol Vall, que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien.

Otros médicos, que se ocupan de los ya vividos, dicen que los viejos, al fin de sus días, mueren queriendo alzar los brazos.

Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje."
 
 
 
Del libro "Bocas del Tiempo" de Eduardo Galeano
 
 
 
Entre los dos aleteos de Carmen  vino al mundo Concha, su única hija, que hoy queda huérfana.
 
Carmen se apagó dulce y discreta. Esperó a que su hija  volviese del trabajo  para que a ésta no le quedase la pena y el dolor de no saber cómo había sido, de no saber si la había llamado, si la había necesitado, si la partida llegó  agónica y desesperada o  si la soledad del momento,  de tan espesa, quedaría pringando para siempre el aire que habría de  respirar su  hija el resto de sus días. 
 
Carmen esperó, esperó a que Concha llegase del trabajo, espero el rato en que Concha hace sus cosas hasta que la tumba en la cama para hacer los ejercicios de manos y piernas. 
Llegadas ahí, la piel de una socorriendo la piel de la otra, Concha la vio  si fuerzas y le dijo:

  -"Hoxe parece que non tes moitas ganas"

Carmen sólo dijo:

- Parece que non me encontro moi ben... ... ...

Mientras Concha llamaba al médico,  y éste llegaba, Carmen aleteó dulce y discreta
extendiendo sus  puntos suspensivos hasta la eternidad.