sábado, 20 de junio de 2009

Vicente Ferrer .Sin palabras...que no sean suyas:

"No quiero el premio nobel, ¿por qué? podría ser como una puñalada trapera, ¿y después que haces?..., te dan muy poco dinero y la gente no te deja en paz, no quiero que me den el premio nobel."

"La acción buena nos hace felices. La mala nos destruye" (Vicente Ferrer).

"La acción une a los hombres. Las ideologías suelen separarlos" (Vicente Ferrer).

"La utilidad de los libros es que inspiran y ayudan al hombre para entender y descifrar su propio corazón". (Vicente Ferrer).

"En esta vida no hay ninguna persona, cosa o acontecimiento que sea inútil" (Vicente Ferrer).

"Lo importante es hacer el bien" (Vicente Ferrer)

... hay que entrenar la mente y el espíritu para saber vivir en paz en medio de las tesmpestades del mundo." (Vicente Ferrer)






No quiero que me recuerden cuando muera, que me dejen en paz...(con risas), allí volveré a hacer otra fundación Vicente Ferrer.

jueves, 18 de junio de 2009

Disparates animalísticos


Me dices que escriba un cuento sobre un conejo blanco:

“A que esta guapo Iván en el gallinero, tienes que hacer algo, un cuento o un comentario sobre un conejo imaginario, descendiente de gallinas, que descubre casualmente que su tataratarabuela fue una gallina muy famosa conocida mundialmente como la Bella Pechugui”

Intento pensar en un cuento infantil pero estas palabras, viniendo de ti, me llevan a la Bella Otero, nacida en Ponte de Valga, ahí aladito como quien dice, y a las gallinas vestidas como putas de la delirante "Prométeme" de Kusturica.

Como siempre, te haré caso, lo juro aquímismamenteya, pero será un cuento para ti, o lo que es lo mismo: un delirio.

El cuento tratará sobre el amor de un niño hacia unas gallinas y una bolita blanca llamada Iván. Este animalito descubrirá que bajo su pelo de conejo esconde plumas, además de un sexo que no tiene que ver con su nombre, (lo que sería la purísima realidad) y querrá investigar de donde le viene el linaje plumil , y por qué le han puesto un nombre de macho cuando es una hembra en toda regla... Y entonces, investigando, investigando descubrirá a su tataratataratatara abuela la bella Pechugi, la gallina que fue el anterior amor del niño que ahora le ama a él/ella.



La bella Pechugui, que se libró de morir devorada, como el resto de sus hermanas de corral, por una zorra dorada, astuta, y, sobre todo, hambrienta, al haber tomado la decisión de emigrar con aquel amor loco e impensable que surgió del bosque como una apetitosa berza silvestre o un dulce maíz inesperado.
El mismo día que había decidió irse a vivir con Donjuan, el conejo más galante y cariñoso de la carballeira de abaixo, ( e incluso de arriba) la zorra mató hasta a Eloisa, la oca contratada como segurata del gallinero Faxildés.
La bella Pechugi emprendió el viaje hasta el claro del bosque, donde su amor le había prometido esperarla para partir juntos hasta que la muerte los separase ( Parece ser que todos los enamorados creen lo mismo sobre la duración del amor, sean de la especie que sean, aunque te parezca increíble.)
La hora llegó, pero su Donjuan no, así que descompuesta (literalmente, escagarruciada para ser fiel a la verdad) sin novio, y sin ganas de volver por el gallinero, se instaló en aquel bosque.

Cuarenta y ocho horas se mantuvo en estado catatónico larval, lloró un par de días, miró al cielo otro par y tras pensar muy en serio en vestirse como las gallinas de la peli de Kusturica, para poder ejercer con garbo esa profesión por la que tanto hicieron sus primas de Siracusa, decidió montar una boutique de migas de pan para toda la pajarería recién nacida (era primavera y había gran alagrabía de polluelos exigiendo comida).
El tiempo en el hermoso bosque hizo lo demás: primero fueron las gracias de un cuervo malencarado y un urraco encantador las que alegraron sus días, luego un grajo volando bajo tropezó con sus pechuguiles encantos un mañana que hacía un frio del carajo, provocando en ella el espejismo de que aquello podría llegar al amor; mas tarde un ilustrado garzo, un elegantísimo pato, un zarapito que pescaba como un dios, un faisán y hasta un cigueño muy despistado distrajeron sus plumas, pero ella sentía un vacio existencial que ningún ave podía ocupar, ni siquiera su amigo lechuza, con quien compartía muchas de sus noches. Al menos por un tiempo...
Su Donjuan, a pesar del abandono, le había dejado bien trazado el camino que lleva hasta el amor, algo que ella no había vuelto a saborear en ninguna de aquellas aves, hasta que un día, muuuuuuchos años galliniles después, apareció otro conejo. Nada tenía con Donjuan, ni exquisito, ni delicado, ni hagalador, ni vendedor de sueños, todo el mundo sabe lo que es un donjuan, no me voy a poner a explicarlo yo ahora, pero me sirve para contar que este era todo lo contrario, o sea: un Donpedro, con una hoguera más discreta y menos renombre en el calendario, pero que con gran ardor y un gran potencial reproductor se la llevó de calle, de río, de playa...a todas partes, vamos, y así, en plena fogosidad conejogallinil , llegaron los gallinejitos. Y así, generación, tras generación, hasta llegar a Iván, que por un error alguien confundió con un conejo y resulta que era coneja y además con plumas escondidas bajo su suave pelo que nada tenían que ver con su rol sexual.


Aunque esto todo sea de cuento, la realidad casi siempre supera la ficción, sobre todo cuando por el medio está la ignorancia en estado puro. Y en este caso la mía lo es, y lo está. Y cierto es que Iván fue considerado conejo y no lo es, como cierto es que Pechugui se fugó, o la fugaron, y que el resto de las gallinas y la pobre Eloísa fueron devoradas por una zorra con crías a las que dar de comer. También es cierto que cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo y que las gallinas de Siracusa aprendieron a nadar para poder llegar a los patos, con lo que se ganaron la fama de ser más zorras que la zorra que acabó con mi gallinero. ¡Pobrecillas!

Pero lo más increíble, que casi no me puedo creer ni yo, es que : ¡Mira que no saber ¡¡¡¡todavía!!! ¡¡¡¡A estas alturas de mi vida de ruralita!!!!! ¡cómo tienen el sexo los conejos y las conejas…!!!
¡Pobre Iván y cualquier otro bicho que caiga en mis manos!

El caso es que ya hace días había empezado una entrada sobre la plasticidad del canto del cuervo y su capacidad de imitación de cualquier tipo de sonido que se de en su territorio, y cómo uno de estos animales me ayudó a recuperar mi viejo móvil extraviado en un monte.

También tengo a la cola de la impresora, como diría mi bendito jefe - al que cuando se sienta ante un ordenador las tareas le salen disparadas como los folios en una impresora acallada antes de tiempo y acabada de enchufar - el cuento de la pobre Jueves, el cachorrito de perra que encontramos en el monte y a la que volvimos loca hasta el punto de tener una de las mayores crisis de identidad del reino animal: primero pensó que era una niña, luego que era un caballo, luego una gata y luego una zorra...
¡Por dios que mal suena esto! pero estoy hablando del reino animal real, no de las quimeras que nos montamos algunas de nosotras con otras de nosotras.

Y el de Lunes, la gata que confundió a la perra y que se largó de casa porque le fumigamos a sus pulgosos cachorros. ¡Qué burra era! yo, claro, no ella, y hablando de burros...el burro que me persiguió como un loco porque no sé que historia quería contarme jajajajajaja

En fin que tengo un montón de cuentos de animales esperando a salir. Creo que estaría bien hacer un pequeño libro, de cuentos, no de disparates, sobre los animales de mi vida, jajajajaja.

Todavía me quedan:
El de Pol, mi hermano perro que compraba el Ideal Gallego por que no le gustaba "La Voz" y que me facilitaba, con el cuento de abrirle la puerta para que se fuese a hacer sus necesidades, la coartada perfecta para volver a casa en medio de la noche sin que nadie se enterase.
El de Rafael, mi elegantísimo gallo quirico, que sólo atacaba a la gente que llevaba pantalones, por chingones, ellos, los hombre de mi familia que fueron los que le enseñaron a pelear.
El de Mis Cortiñán, la burra más guapa del mundo, a la que era imposible vender porque nunca pasaba de Burricios, una aldea, camino de Curtis, en cuyo mercado de ganado se celebraría la transación. Dede los tres años entendí que pasar por burricios la hiciese parar. Normal, si es un burro ¿dónde va a parar, en perricios?

El de Farruco, el cuervo al que su mejor amigo, un loro llegado de Pensacola y llamado Clarence (los dos salen en el cuento de mi abuela Mamatín) le murió en sus alas por un atracón de chorizo.
Una muerte tan anunciada... “Mira que te avisé, mira que te avisé" repetía el cuervo como un loro, mientras lloraba la pérdida de su amigo (y esto me llevaría a la caprichosa, la tarta con wiski que le das a mi madre, jajajajaja)

El de la ardilla que customiza mis vestidos haciendo redondeles perfectos, y que me tira piñas a la cabeza si le digo algo, el del pájarillo que hizo un nido fuera de la jaula que tengo colgada en el porche donde pinto y escucho a todo volumen a Bruce, el de los ferreiños y petirrojos que vienen a ducharse cuando yo riego... o el de cuando resucité a Abelardo, el oco, o el misterio de las gallinas perdidas en el monte Lobeira.

¡Ay dios qué ebullición! Necesito escribir y salir de los cuentos infantiles. Disparatar un rato, pero tengo que ilustrar y tengo que acabar el libro de diálogos, pero es que además ayer, al sacar del congelador bolsas para encontrar cosas que suponía debajo de estas, olvidé una fuera…Y hoy, al ir a limpiar el baño pequeño, pisé un charco antes de entrar.
La bolsa que fabricó el charco tenía: las nécoras cocidas que sobraron del San José que celebró mi madre, dos paquetes de salteado de setas con ajos tiernos y gambas y uno de bacalao con piquillos. Todo en la misma bolsa y en el mismo charco. Alguien podía haber puesto un letrero que dijese : “ Bolsa con lo más rico del congelador, quitando los helados que trae Julio” y así hubiera sacado la bolsa de la coliflor o de la panga, y con unas albondiguillas, de esas que os hago en producción industrial, hubiese apañado todo en el mismo cacharro, o casi, pero no …he estado haciendo tortillas y más tortillas, y más tortillas, a la vez que hablaba con mi novia la de Irún, y bla bla bla y bla bla bla y la casa sin barrer y la siguiente lámina sin saber como empezarla.
Pero ya tenía ganas de salir de la dulzura que me provocan las ilustraciones, y de entrar a este rincón a disparatar un rato y dejar una palabras, aunque sean estas sobre el sexo de un conejo que es coneja, los amores de una gallina y el montón de tortillas que llenan la mesa de la cocina.
El experimento de congelarlas del año pasado salió bien, así que ...malo será que os pase algo.
Ya sabes que menú tendrás cuando te cuente el cuento del loro que murió de un atracón de chorizo, repitiendo: “Mira que te avisé , mira que te avisé…”

Abrí esta entrada antes de cenar , escribí un poquito y he vuelto ahora. Ya son casi las dos y no estoy acostumbrada a este dispendio nocturno.Me dueeerrrmo.

Por cierto, Pechugi se divorció después de tener a sus gallinejitos y se hizo cantante folk, ahora se la escucha cantar como una ninfa : "Deixame vivir no monte, deixame estar solitaria, e que os paxaros do bosque o meu redor canten" o como se diga. Siempre le gustó la libertad emocional que se siente cuando no se está secuestrado por ningún enamoramiento,como a mí.

!Ay todo lo que me haces desbarrar! Esto creo que debería ser un correo para ti, pero es que aquí puedo colocar muy bien la foto y la canción que quiero que acompañe a este desbarre, prometido mua. (suena a kusturica, solo le faltan la ocas por el medio, los músicos los pongo yo)

Besos para quien sea capaz de leerme.

Ay, me siento como una botella de champán a la que necesito volver a colocar el corcho :-)