jueves, 31 de octubre de 2013

Vetusta Morla - Año Nuevo


El año nuevo para mi comienza en el mismo instante que consigo domesticar las sombras de tragedia que llevan pegadas a mis neuronas desde que tenía 7 años y que se repiten cada 1 de noviembre.
Aquella lección que aprendí siendo tan pequeña...

Espero sentir pronto la llegada de otro año nuevo.

http://www.youtube.com/watch?v=KR5zTOiK1OQ

miércoles, 17 de julio de 2013



No me gusta lo que está ocurriendo...
 dentro de mi. 

domingo, 30 de junio de 2013



Ella cosía en su Singer de pedales. Me hacía vestidos que dibujaba con tiza azul sobre otros ya usados por elegantes abuelas y tías, o incluso compañeras de oficina de mi padre. Los dejaba como nuevos, a la moda, decía. Y mientras ella los hacía yo me sentía inundada por el aburrimiento más espeso de toda mi vida. Una losa tediosa y caliente de sol de verano sin playa que no me dejaba salir ni al patio y que me resultaba horrible. Peor que quedarme en casa castigada. 

Tenía que esperar horas inmensas (quizás ni una entera) por aquellas pruebas llenas de alfileres y de aquellos “¡estate quieta que te voy a pinchar!. La calle, llena de amigos, bullía al otro lado de la puerta y yo con el ñu que llevo dentro atado a la sala de costura por esos “que no te vas a ir de aquí hasta que te haga la prueba.”

Era entonces cuando le pedía que al menos me cantase “Si vas a París papá” y “ No hay novedad señora baronesa” o "Yo la geisha mimada fui"  y ella se partía de risa mientras me las cantaba con voz de cupletista salida de la radio de mi abuela. 
Ojala hoy pudiese aburrirme un rato con ella…
Va por ti mamá!





viernes, 22 de marzo de 2013

5 CM POR SEGUNDO








Alguien me contó que  la velocidad a la cual los pétalos del sakura (cerezo japonés) cae del árbol es de  5 centímetros por segundo...

La verdad es que no  me sorprende que en una cultura donde han creado una palabra que abarca  el significado "observar la belleza de las flores"  hayan consegido medir a qué velocidad caen los pétalos del árbol que más celebran y admiran. 

Me pregunto si las ráfagas de viento o las variaciones de temperatura que espesan el aire no tendrán nada que ver y mi cerebro me  responde con una imagen plácida plagada de ojos rasgados  que contemplan  el milenario espectáculo de observar como se desprenden los pétalos de las ramas de tantos y tantos  sakuras en la primavera de Japón.

 Así que, deduzco que  es normal que dos ojos solos, por más que vuelvan su mirada hacia dentro,  no sepan calcular a  cuánta velocidad se desprenderán los pétalos que les florecen cada vez que en ellos nace una primavera.