jueves, 30 de abril de 2009

Ausencia en la piel... ¿o en la lana?


Hay una niña para la que no saber escribir ni pintar manos no es ningún impedimento para crear historias y sentirse escritora.

Hay una niña que ha tenido una brillantísima idea y por ella ahora yo estoy fabricando ovejas, ovejas grandes para una nueva lámina...

Esta es la música que suena mientras recorto formas de manopla sobre los cuerpos de borrego, estas ovejas llevarán marcada la ausencia de un trozo de su abrigo y a través de esa ausencia asomará su ropa interior, o su piel, nunca se sabe...

Esto suena dentro de mis tripas y por toda la casa.
U2 & Coco Freeman.



sábado, 18 de abril de 2009

Cumpleaños Feliz!





Hoy, mirándote mientras tocas tu cello, vuelo marcha atrás hasta llegar a aquellos años en que las notas de un acordeón entraban por las ventanas que daban al cutre patio, deslizándose por la la cutre cocina, hasta alcanzar de lleno mi corazón y hacer revolotear en él todas las mariposas sin dejar ni una sola tranquila, de tal modo que era imposible contener la urgencia de besarte, comerte... amarte.

Vuelo a aquellos tiempos de acordeón y lavadora-mesa donde comíamos con cara de "¿y ahora qué se hace?" deseando aprender a estar juntos en posición vertical con "normalidad", sin tener que decirnos nada.( Si es que un año amándonos por teléfono y cartas no podía conducir a otra cosa que no fuese la horizontalidad perpetua, por no llamarle otra cosa) Vuelo a aquellos tiempos en los que perdía la carne picada, o te obsequiaba con engrudos de arroz o galletas de nata que, siempre según tú, podrías haber utilizado como argamasa o proyectiles, pero nunca como alimento. Recuerdo también mi sorpresa, obnubilada ante tu destreza haciendo mayonesa o ganando metros a la casa a golpe de aguaplast y brocha. (Una tarde llegé a casa y habías pintado un "Amo a María" que ocupaba toda la pared. Sonrójate lo que quieras que me da igual, estabas, y estás, loco por mí.)
Por aquel entonces mi mayor habilidad práctica era que me hubiesen prestado un piso, teclear setecientas cincuenta pulsaciones númericas al minuto, que me pagaran por ello, y estirar la hora del café desde las tres de la tarde de un día hasta las tres de la tarde del día siguiente. Esto último todavía se me da igual de bien si tengo a alguno de mis amigos cerca.

¡Qué poco tiempo fuimos dos, ahora que lo pienso! porque el acordeón seguía cuando yo ya estaba dando la teta y acabábamos de cumplir un año allí. ¡Qué insensatos fuimos y... seremos! O al menos eso espero... recordando una caja de fresas.

Cogida de tu mano, o durmiendo a tu lado noche tras noche (Vaaaaale alguna noche no dormí junto a ti... Resta de tus cuentas el tiempo que quieras y alguno más si te hace ilusión que seguro que tienes razón, aunque yo no quiera que la tengas)Pues eso que cogida de tu mano y durmiendo, acorralándote contra la esquina de tu lado de la cama, fui dejando escapar mis sueños hasta irlos fabricando en el día a día, de modo natural pero con pasos decididos y... bastante suerte.

Podría ensartar un gran collar con ellos e irte contando cada uno a la vez que les saco brillo, ya que me los sé uno a uno, pero hoy sólo quiero colgar una foto de tu flamante e iluminado atril y de tu cello en NUESTRO salón, tuyo y mío, ja, ja, ja.
Salón del que, según tú, me apoderé para montarme, por rincones, la oficina y el estudio, y que es verdad, no voy a mentir: el salón ya es mío, como tuyo es el despacho para que yo no me vuelva majara del todo con tu estética "todo amontonado y sin filas", ja ja ja ja ja ja, sorry. Pues eso, que en el salón ya sólo te queda ese rincón, el rincón del cello y del atril, ese aparato para sujetar tus macro partituras de maravilloso presbiceo, hecho de, como te ha dicho con tanta gracia tu hijo mayor: retellos.
Retello, qué palabra más bonita y apropiada para el atril de cegato que te montaste con cartones.

Aprender a tocar el cello era otro de esas imágenes mías que forman parte de esos sueños con los que acabo por construirme por puro gozo, pero con éste sueño ha ocurrido algo inesperado para mí, ya que he descubierto que si lo tocas tú, en el cómputo de mis sueños cumplidos cuenta como si lo hiciese yo.
Si es que ya lo dices en númerosa ocasiones en las que yo no puedo...tantas cosas: "Con dos que bien se quieran con uno que...(lo que sea) basta." A ver si va a ser verdad...
El caso es que con estas cuentas creo que este año tu regalo de cumple ha sido para mí, para mi sueño de cellista y para mi salón, o lo que es lo mismo para mi cerebro de autista que tanto te quiere.

Tú estas conmovido con el amor de tus hijos y a mí me conmueve tu amor, aunque, de momento, el revuelo que siento hacia ti se encienda más al roce de unas notas de acordeón o violín, que al roce de tus notas de cello, caro mio.

De momento...
Aún...
Todavía...

Qué palabras más sugerentes y prometedoras.


¡Cumpleaños Feliz!